1. GESTIÓN

1.2. Características de la personalidad ajustada

A continuación se describen  brevemente aquellos rasgos que suelen considerarse carenciales en las personas que manifiestan problemas de ajuste requerido a las situaciones o vivencias personales, sin olvidar nunca que, la personalidad no es algo estático, fijo e inmutable: una especie de programación genética que indefectiblemente conduce al desarrollo de determinadas conductas de carácter fatalista.

Según Ramiro Álvarez (1993),  la personalidad ajustada puede ser definida a través cinco características:

•             Equilibrio - estabilidad,

•             empatía,

•             independencia,

•             realismo y

•             responsabilidad.

Cuando una de ellas no ofrece la necesaria consistencia, toda la estructura se resiente.

   

Equilibrio-Estabilidad

La persona bien ajustada, no suele experimentar grandes alteraciones en su humor habitual; mantiene un tono emocional razonablemente uniforme, que le permite interaccionar con quienes le rodean de un modo previsible y cabal; se puede contar con su colaboración; raramente mostrará reacciones imprevisibles y sabe encontrar satisfacciones en medio de los problemas que le plantea su existencia.

Empatía

Podemos definir a la Empatía como la habilidad para conectar con los demás entendiendo sus posiciones y puntos de vista, sus motivos e inhibiciones.

La persona equilibrada sabe encontrar esta conexión con los otros y es capaz de dejar por unos instantes en suspenso sus propios problemas personales para centrarse en el mensaje de su interlocutor, procurando adoptar el mismo punto de vista que éste (lo cual no es exactamente lo mismo que darle la razón en todo ni estar en todo momento de acuerdo con los planteamientos de la otra persona).

Al mismo tiempo este rasgo, implica una actitud de apertura, una capacidad de automanifestación del propio sentir hacia el otro, lo que contribuye a que se establezca un saludable flujo afectivo que mantiene activa y gratificante la relación personal.

Independencia

Quien manifiesta un estilo de conducta ajustada sabe decidir libremente sus valores y modo de vida, por extraño y chocantes que puedan resultar a los demás; tiene la habilidad suficiente para hacerse responsable de sus propios compromisos y sabe aceptar con serenidad y realismo los fracasos inevitables en toda inicial puesta en marcha de algunos proyectos, tanto en el terreno laboral como en el personal.

En definitiva, sabe constituirse en juez último de su propio comportamiento; mantiene una elevada autoestima, que le permite sentirse bien consigo mismo en las más variadas circunstancias de la vida; es conocedor de sus limitaciones, inherentes a la condición humana que todos compartimos; se acepta a sí mismo con todos sus fallos y defectos y sabe aceptar igualmente a los demás, portadores de idénticas limitaciones e imperfecciones.

Realismo

El pisar “tierra firme” es la característica más evidente de la conducta ajustada; el signo más notorio de un trastorno psicológico grave es, la alucinación, la total desconexión de la realidad mediante el recurso a delirios y confabulaciones de la más variada temática.

La persona realista se caracteriza, ante todo, porque sabe aceptar los riesgos y peligros que pueden comportar aquellas situaciones vitales a las que decide enfrentarse, desde tomar el avión para ir de veraneo, hasta invitar a salir a esa chica aparentemente inaccesible que siempre ha rechazado todo tipo de proposiciones, pasando por pedir un aumento de sueldo, presentarse a una entrevista de selección de personal, acudir a unas oposiciones o decidirse a practicar submarinismo como una condición más o una posible consecuencia de su personal toma de decisiones. En segundo lugar, sabe hacer una valoración adecuada de esos riesgos a los que ha decidido libremente enfrentarse, huyendo de innecesarios alarmismo catastrofistas y evaluando fríamente las posibilidades a favor y en contra del éxito en la empresa, previendo además posibles estrategias alternativas para salir del paso de la mejor manera posible, en caso de que las cosas se lleguen a desarrollar según la peor de las opciones.

Responsabilidad

El individuo sanamente responsable, es aquel que se sabe razonablemente dueño de sus actos y de su vida, se atreve a marcarse a sus propios objetivos y diseña los medios más adecuados para dirigirse a ellos. Es la persona que sabe que puede cometer errores e incluso fallar en su intento de alcanzar las metas que se proponga, pero que sabe también buscar (repito: buscar, no necesariamente encontrar) un sentido a aquello que decide hacer, y lo hace porque para él merece la pena.

Es precisamente este hacerse cargo de la propia vida, este poner sentido a la existencia de cada cual, la nota más definitoria de la personalidad ajustada.