Bien sabido es que aproximadamente el 10 % más rico del mundo es responsable de cerca de dos tercios de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Este grupo que está conformado, en gran medida, por las principales empresas que durante décadas han explotado los recursos de manera indiscriminada, ha liberado a la atmósfera enormes cantidades de contaminantes y acelerando un cambio climático que afecta a todos los países por igual, aunque con impactos más severos en los más vulnerables. Si bien es evidente que son estas grandes compañías las que deben asumir la mayor responsabilidad, adoptando medidas de mitigación y transformando sus modelos de producción, tampoco debemos olvidar que como consumidores tenemos un papel fundamental. Podemos contribuir mediante cambios en nuestros hábitos de consumo y, sobre todo, exigiendo colectivamente que los proveedores de bienes y servicios se comprometan con el cuidado del medio ambiente y cumplan con los acuerdos internacionales que buscan un futuro sostenible. En conclusión, considero que la responsabilidad del cambio climático es desigual pero compartida, que, si bien los principales emisores deben enmendar sus impactos, desde lo individual podemos realizar acciones que nos lleven a un modelo mas justo y sostenible.
En lo personal, he cambiado algunos patrones de consumo y también intento informar a quienes me rodean y no conocen del tema, el ligero impacto que sus actividades pueden ocasionar y como reducirlos.