7. Forma de las Unidades Litoestratigráficas

El siguiente texto está tomado del Capítulo 21 de Estratigrafía, de I. Corrales Zarauza y colaboradores.

Las unidades litoestratigráficas presenta formas muy diversas, que son reflejo de las condiciones genéticas. Se han utilizado diversas clasificaciones para las formas, unas con nombres alusivos a la geometría o la génesis y otras definidas con criterios numéricos (por ejemplo: relación entre longitud y espesor). En cada medio sedimentarios se tiene una o varias formas que se pueden considerar como las más características, y ello puede ser, junto con otros muchos criterios, un argumento para interpretar la génesis.

En la figura 21.1 se incluye un cuadro en el que se diferencian ocho tipos de formas de unidades ltoestratigráficas, frecuentes en la naturaleza. En todos ellos A es el espesor de la unidad miesntras que B y C son las dimensiones en la horizontal, longitud y anchura respectivamente. Las características de cada tipo, así como el medio o medios sedimentarios en los que se presentan más frecuentemente cada uno de ellos son los siguientes:

En el tipo 1, B y C son muy superiores a A, y la longitud es mil o más veces superior al espesor. Se llama laminar y se puede encontrar en materiales depositados en medios sedimentarios uniformes y extensos, tales como medios marinos profundos, medios de plataformas amplias, etc.

El tipo 2 es semejante al anterior y se diferencia en que la relación entre la longitud y el espesor está comprendidda entre 50 y 1000. Se denomina tabular y es característico de los mismos medios del tipo 1, así como de medios lacustres y conjuntos fluviales.

Los tipos 3 y 4 corresponden a unidades muy alargadas, o sea, largas y estrechas. El tipo 3 se refiere a aquellas en las que la relación longitud/espesor es superior a 50. Su forma es de barra o canal y se presentan en diversos medios sedimentarios que sean alargados, tales como playas, arrecifes, llanuras de mareas, paleocanales, etc. El tipo 4 presenta una relación entre longitud y espesor inferior a 50. Su forma, por tanto, es muy especial; puede ser similar a un paralelepípedo de lados muy desiguales, como la que presentan algunos núcleos arrecifales, o de forma de una duna, como en medios eólicos.

El tipo 5 es bastante frecuente; su forma es lenticular con una anchura y longitud con valores que no sean muy diferentes,  con una relación entre longitud y espesor inferior a 50. Se presenta en materiales de medios lacustres, golfos, bahías y mares interiores.

El tipo 6 es característico de regiones con subsidencia diferencial, de manera que el depósito, con litología uniforme, presente velocidad diferente en unos sectores a otros adyacentes. Estas formas son frecuentes en cuencas marinas inestables tectónicamente y se encuentran numerosos ejemplos en los materiales de los geosinclinales.

El tipo 7 (en cuña o cuneiforme) muestra un espesor creciente hacia una dirección, en general hacia el interior de la cuenca. Se pueden formar en medios de talud, en deltas y en algunos sectores de los medios fluviales.

El tipo 8 (en abanico o conoide) es muy característico de depósitos en los que los aportes llegan por un punto (el vértice del abanico). Estas formas se presentan en los depósitos de turbiditas ligados a cañones submarinos, en los depósitos de abanico aluvial y algunas unidades de llanura de inundación ligadas a desbordamientos puntuales de ríos.