Siguiendo con lo expuesto por el economista Rodrigo Arnaud, pienso que existe indudablemente responsabilidad compartida, seguramente en mayor o menor medida, en cuanto a aquellas empresas o Países que han generado producciones masivas durante décadas, satisfaciendo necesidades que la misma sociedad demanda.
Pero ésta responsabilidad distribuída, de la que exponde el economista, en estos dos grupos , me parecen sumamente interesantes, ya que si bien hemos compartido que la responsabilidad de las grandes empresas, son cuestionables y necesariamente deben responder en la medida de su protagonismo al influir directamente en factores que han aumentado exponencialmente al cambio climático, en alguna medida han sido y son identificables, controlables, hasta regulados.
Pero pongo el foco en los millones de consumidores y pequeños productores, que mediante el consumo de bienes, no existe una verdadera conciencia de qué, como , y a dónde van una vez utilizados, todos y cada uno de ellos.
Desde la educación en Mendoza, en distintas escuelas, he intentado escanear por así decirlo a los alumnos de distintas edades, con relación a ésto, de qué hacemos con los desperdicios, y tristemente son muy pocos lo que han adquirido esta conciencia o tienen una mera idea .
Entonces pienso que ésta conciencia ambiental es fundamental desde el ser personal para poder educar de manera conciente, en cuanto a las consecuencias que se producen, a la generación presente, futura y a nuestro medio ambiente.
Normalizar el cuidado por el medio ambiente, mediante una educación real, seria, enmarcada desde lo micro a lo macro, me parece un buen punto de partida.