Creo que todos somos responsables, en distinta medida, frente al cambio climático. Las grandes empresas y los países más “desarrollados” porque históricamente han generado la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero y nosotros como individuos por avalar estas prácticas mediante nuestro consumo.
Si las empresas continúan produciendo a los niveles actuales y emitiendo tantos contaminantes, es porque como sociedad lo permitimos, no solo por la falta de políticas públicas más estrictas, sino también porque seguimos consumiendo los productos que generan esas emisiones.
Por otro lado, no creo que cambios aislados en nuestras rutinas (como usar un cepillo de bambú o separar residuos) tengan un impacto significativo por sí solos. El error está en vernos como individuos desconectados y no como parte de un colectivo. Si esas pequeñas acciones individuales se replicaran masivamente, podrían contribuir a la mitigación del cambio climático y ayudar a frenar procesos que hoy alteran el equilibrio del planeta.
Aun así, me parece injusto apuntar únicamente a la falta de acciones individuales por las consecuencias del cambio climático, ya que se invisibiliza el peso que tienen las decisiones y emisiones de grandes empresas y gobiernos en esta problemática.
Por último, tengo sentimientos encontrados respecto a las herramientas de compensación. Si bien representan un avance hacia la internalización de los costos ambientales por parte de quienes los generan, no evitan que las emisiones ocurran. Que una empresa o un país pueda seguir contaminando de manera indiscriminada porque luego compensa con inversiones no logrará frenar el avance del cambio climático.