Considero que no todos los países ni todos los sectores sociales tienen la misma responsabilidad frente al cambio climático. Este es un problema global, pero con causas históricas desiguales: las naciones más industrializadas han contribuido en mayor medida a la acumulación de gases de efecto invernadero durante los últimos dos siglos. Esta idea está alineada con el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” en el cual quienes más han contaminado y quienes tienen mayores capacidades deben asumir compromisos más grandes.
Sin embargo, reconocer esta desigualdad no significa que los demás quedemos exentos. Es necesario que todos contribuyamos ciudadanos y pequeñas empresas. La problemática del cambio climático también requiere un cambio cultural: requiere transformar los patrones de consumo, los valores sociales y la relación que establecemos con los ecosistemas. En ese sentido adhiero a que la educación ambiental no es la solución definitiva, pero sí es el punto de partida para despertar la conciencia colectiva para las pequeñas transformaciones y el cambio.
Desde mi lugar, intento aportar a esta transformación formando a estudiantes universitarios, futuros ingenieros que tendrán la responsabilidad de diseñar y gestionar procesos industriales que pueden generar con impacto ambiental. Mi objetivo es que comprendan que la sostenibilidad como un eje central de la ingeniería.
En lo personal, también asumo pequeños compromisos: cuido mi consumo energético, selecciono de forma consciente lo que compro, reduzco el desperdicio y trato de promover prácticas sostenibles en mi entorno cercano.
El abordaje del cambio climático es un verdadero desafió intergeneracional que requiere de responsabilidad compartida compromisos colectivos, regulaciones en todas las esferas y el compromiso individual de cada ciudadano.
Perdón este mensaje es mío de Marina Migueles , No sé porque me sale este nombre