Se refiere a disponer, con orden, de la ocupación y usos del territorio según la mayor o menor aptitud de los diferentes elementos constitutivos de este. Implica, en la práctica, orientar mediante normativas la localización de las actividades en contraposición a la distribución espontánea imperante.
El ordenamiento territorial y el funcionamiento de zonas está influenciado por los factores ambientales y, particularmente, por las características del suelo, el paisaje y sus procesos exógenos. Asimismo la ocupación por urbanización o y por la red de infraestructura de servicios pueden, de no ser debidamente insertadas, producir impactos en el medio ambiente. Para alcanzar los objetivos de un correcto desarrollo se estudian los aspectos físicos, ecológicos y sociales del territorio, de modo tal de poder conocer e integrar la información ambiental para realizar los planes de un ordenamiento y desarrollo productivo.
